
Fundación Internacional Tōzai
TŌZAI esquina HAIKU
por Susana Lamaison
Este es un espacio destinado a la lectura de los autores más consagrados de poesía Haiku desde sus orígenes hasta nuestros días. Para ello se han buscado las traducciones más reconocidas.
Comenzamos con un poema de Onitsura, gran admirador de Basho, en memoria del mismo.
Sueños sin rumbo;
en páramos quemados
la voz del viento.
El siguiente haiku pertenece al poeta mejicano Francisco Monterde (1962) y tiene analogía con un poema de Basho.
¡Qué nota blanca!
En la verde llanura
plumón de garza.
Finalmente, un haiku de Matsuo Basho (1644-1694), iniciador de esta forma poética.
Primer chubasco.
También el mono quiere
un abriguito.
El haiku es una de las expresiones más bellas de la poesía japonesa. Es un breve poema de 17 sílabas métricas, distribuidas en tres versos de 5, 7 y 5 sílabas, simple, espontáneo y muy sugerente. En profunda unión con la naturaleza, el poeta tiene un momento de iluminación y ve en los elementos naturales un símbolo o reflejo de sus propios estados de ánimo. Con su lectura es posible evocar el instante vivido. Representa la sensación desnuda y, expresando lo particular permite percibir lo univeral.
Consiste en la apreciación de la belleza en su inmediatez, por eso tradicionalmente se habla de los “haiku de estación”, con apoyo en los elementos propios de cada una. Matsuo Basho (1644-1694) lo consagra y lo lleva a su verdadero esplendor literario, y el camino del haiku llega a Occidente, donde es practicado por prestigiosos autores como Jorge Luis Borges y Octavio Paz, y continúa.
BASHO (1644-1694)
Un viejo estanque.
Se zambulle una rana:
ruido del agua.
……………………………………………………….
Aroma del ciruelo,
y de pronto el sol sale:
senda del monte.
BUSON (1716-1783)
Oigo la nieve
Rompiendo los bambúes.
La noche, negra.
…………………………..
La primavera
¿adónde se habrá ido?
¿Y el barco anclado?
ISSA (1762-1826)
Luna creciente,
y en perfecta armonía,
un ruiseñor.
…………………………………
Cantos de siembra.
Todos los sufrimientos
TOZAI esquina HAIKU
Traemos en esta oportunidad tres haiku donde se hacen presentes elementos cotidianos que pertenecen al mundo de la cultura: el abanico, el farol de piedra y, por último, las paredes de papel de las viviendas japonesas. Recordamos que estas traducciones no mantienen la métrica tradicional de 5/7/5 sílabas.
Si a la luna
se hincase un mango
¡qué buen abanico!
Sookan (1465-1553)
Este haiku de Sookan no expresa una emoción real y directa por la presencia de la luna, o su evocación como un elemento de la naturaleza. Tiene, en cambio, una elaboración de pensamiento, pues la imaginamos con un mango hincado o clavado, que la asemeja a un abanico, similar a un “uchiwa”, abanico redondo no plegable usado en las danzas típicas japonesas. Este artificio del lenguaje es propio de la época de Sookan. Si bien algunos observan la presencia de razonamiento, no puede negarse la belleza de su contenido, y la sugerencia de cielo, noche y luna.
Primer amor:
junto a la linterna se aproximan
las dos caras.
Taigi (1709-1771)
En este haiku de Taigi, apreciamos a dos jóvenes que se ocultan de la mirada de los mayores, detrás de una linterna de piedra, donde aproximan sus rostros en actitud amorosa. La misma ocupa un lugar preponderante en su simpleza pues sirve de refugio o permite privacidad a los adolescentes enamorados. Como se trata de O-Bon, la fiesta de todas las almas, la palabra “too-roo” (linterna de piedra) cumple el papel de palabra de estación.
Sin niño que me rompa
las paredes de papel,
son tan frías…!
Chiyo (1703-1775)
En este haiku, Chiyo trasmite una vez más el dolor de la pérdida de su pequeño hijo. En Japón, las paredes de las viviendas son frecuentemente de un papel que cubre un armazón de madera. Ligeras y resistentes son también las ventanas y puertas corredizas confeccionadas con igual material. Los niños suelen romperlas como travesura. Al no haber niño no hay paredes de papel rotas, y paradójicamente, hace más frío, en el ambiente y en el corazón de la madre.
Susana Lamaison
TOZAI esquina HAIKU
Tomamos una enseñanza de BASHOO (1644-1694), que remite a la naturalidad y sencillez que debe tener el haiku: “Que tu verso se parezca a una rama de sauce batida por la lluvia tenue y, a veces, ondeando en la brisa.”
Aconseja el Maestro que no deberíamos preferir los versos que provienen de la retórica. “Es más importante escribir haiku que vienen del corazón que ser un hábil experto”. Y también: “La cualidad del encanto no es hablar del encanto.”
Asimismo, sugiere deponer la vanidad y las actitudes personales y no perder la sinceridad. “Que el YO no se interponga entre los objetos y la intuición de los mismos.”
El cuidado en la selección del vocabulario, y el perfeccionamiento en la concisión estética son dos de los rasgos que recomienda a sus discípulos, además del respeto y la vivificación de la naturaleza a través de la palabra.
A continuación, algunos ejemplos de los seguidores de Bashoo:
Al cambiar de lugar
la cigarra en la rama,
fresco es el canto de sus alas.
HOKUSHI
Flores, hototogisu,
luna, nieve; y ya
el ocaso del año.
Hototogisu: cuco japonés.
SANPUU
En mi ermita de ramas
estoy comiendo mi “tade”;
un bichito de luz.
Tade: yerba amarga.
KIKAKU
TOZAI esquina HAIKU
La cultura japonesa está volcada hacia la naturaleza. Influyen su índole de archipiélago, los vientos monzones, la variedad de suelos, volcanes, lagos, ríos, cascadas, los terrenos ganados al mar, y también perdidos por los tsunamis.
Los elementos de la naturaleza ilustran pinturas, grabados, telas, objetos de la más diversa índole - biombos, abanicos, cuencos, vajilla-, y son parte de sus viviendas- puentes, paredes, ventanas-. Los jardines son simples. Los hay de musgo y de flores, también de arena. No faltan los cursos de agua o las fuentes con sus peces carpa. Sus ambientes propician la meditación y el silencio.
La naturaleza es también tema favorito en su literatura y en la poesía kaiku. Entre los valores de contenido de los haiku está el “sentido de estación” que se nos ofrece a través del kigo.
Los haiku se inscriben en el sistema de estaciones meteorológicas, que para los occidentales son 4, a las que los japoneses le suman el Año Nuevo, tan importante en Japón, como en España la Navidad.
En el INVIERNOfrío en los pies, las gafas empañadas, el jarro de agua helada, el granizo en el cuenco del mendigo, la nevada, la lápida, los huesos que suenan sobre el colchón, el retiro adentro de la casa por la nieve, el carbón, las manos sobre el hogar o la luna invernal.
Damos tres ejemplos:
Triste la hoguera.
Cuando quiere apagarse
se le echa leña. KYOSHI (1874-1939)
Primer chubasco,
también el mono quiere
un abriguito. BASHOO (1644-1694)
Contra el cielo
silba el viento de invierno
ante la peonía. ONITSURA (1661-1738)
Tozai esquina Haiku- Susana Lamaison
Hemos hablado de la necesaria presencia del kigo o “palabra de estación” en el haiku y también hemos dicho que a las cuatro estaciones meteorológicas de los occidentales, los japoneses le suman la correspondiente al Año Nuevo a la que le dan mucha importancia.
Este se celebra a lo largo de tres días con gran fiesta, y equivaldría al 1, 2 y 3 de enero nuestros. Durante los mismos, los miembros de una familia se visten con sus mejores kimonos, se visitan para felicitarse, se saludan con tarjetas (en la actualidad se refuerza el servicio de correos para que los mensajes lleguen a tiempo, con independencia del uso de Internet), preparan sus más exquisitas comidas con antelación, para poder descansar y evitar cocinar durante los tres días, se hacen regalos, adornan las puertas de sus casas con elementos naturales como el bambú o las ramas de pino, que simbolizan prosperidad y longevidad, visitan el templo de la localidad, hacen ofrendas y formulan plegarias y deseos para el año entrante.
Entre las referencias que son frecuentes en los haiku de Año Nuevo o Shinnen se encuentran: GANJITSU (el 1ero de enero), GANTAN (la primera mañana del año) y otras como la primera vista del monte Fuji, o la primera visita al templo shintoista o budista después de las 12 de la noche del 31. También se nombran: adornos de ramas frente a la puerta, regalos a los niños, actualmente dinero, tarjetas o cartas de Año Nuevo, baraja de cartas japonesas, flores en el tokonoma (lugar sagrado en el hogar, decorado con una pintura, caligrafías, o haiku), pastelillos de arroz como ofrenda en el templo.
Ilustramos lo dicho con un par de haiku:
Casa heredada
de mis padres. Enfrente
nuevo el Fuji.
BUKOSOO (1894-1965)
Los pastelillos (kagami mochi)
en casa con mi madre,
añoro a padre.
KYOOTAI (1732-1792)
TOZAI esquina HAIKU - Susana Lamaison
Llamamos Saijiki al calendario anual, originario de China, de las 24 diferentes épocas o subestaciones que ofrece la naturaleza y las costumbres o asuntos humanos en Japon. Estas 24 partes comenzaban con el solsticio de invierno y servían para determinar con mayor precisión el tiempo meteorológico del ciclo o año completo que abarcaban. Por ejemplo, daikan, era la época del gran frío, o shookan, la época de frío moderado.
En Japon hay numerosos diccionarios de kigo llamados precisamente Saijiki, que son muy variados en cuanto a tamaño y extensión. Algunos llegan a contener 4500 kigo y se consultan continuamente para escribir haiku y resultan imprescindibles para su estudio.
Incluiremos en esta ocasión las palabras que son frecuentes para la primavera.
PRIMAVERA HARU: es el tiempo agradable en el que se pueden hacer actividades al aire libre, y las expresiones más frecuentes para los haiku correspondientes son: golpecitos para aliviar el dolor de espalda en la recolección de brotes de té a mediados de abril; sandalias para recoger almejas en bajamar; molinillos de viento hechos con papeles de colores sobre una caña de bambú; globos de papel como juguete para las niñas; pompas de jabón; renacuajos en el agua; las flores de cerezo rojas y blancas; el ruiseñor japonés cuyo canto anuncia la primavera; el faisán, ave nacional de Japon; las golondrinas; el atardecer tardío; el cielo despejado y la brisa; las hierbas de primavera.
Primer cerezo;
cae la lluvia sesgada
en la montaña.
TOKIHIKO (1920-2003)
El cuenco
abriendo almejas grandes
se queda chico.
SHUUOOSHI (1892-1981)
Arracimándose.
Escasa luz reflejan
las violetas.
SUIHA (1882-1946)
Tozai esquina Haiku – Susana Lamaison
Restan por ejemplificar los kigo propios de las estaciones de Verano y de Otoño.
En VERANO NATSU, es frecuente la referencia al calor del sol; la brevedad de la noche; los chubascos; los grandes ríos; el arcoíris; el verde arrozal ya plantado; las mariposas; el cambio de ropa por un kimono sin forro, liviano; el canto de la cigarra; moscas y mosquitos; hormigas grandes; y también, orear ropas y libros. Aparecen, asimismo, la trucha, el bonito, la berenjena, el loto y el viento del sur, para el cual hay aproximadamente 380 expresiones.
Ponemos ejemplos:
El lirio blanco:
en el fondo nocturno
se hace más blanco.
TOOYOOJOO (1878 -1964)
Viento estival
derribando a su paso
mis pensamientos.
SHUUSON (1905 -1983)
En cambio, los siguientes son los kigo frecuentes para el OTOÑO AKI: las noches más largas; el frío mañanero; la siega de arroz en septiembre; el cono de pajas del arrozal después de la siega; la migración de las aves; el paso de los gansos salvajes que llegan en octubre desde el norte y se quedan hasta marzo, en grupo, en línea o en V; las hojas rojas del momiji o acer japonés; la caída de las hojas; los frutos de los árboles como nueces, bellotas, castañas; las hojas grandes de los plátanos y de los lotos rotas a causa del viento y de la lluvia; su sonido al rajarse; el frío nocturno; el primer plenilunio y el rito de ofrecer el primer arroz en el templo; los tifones; la niebla; el gemido de los ciervos en celo, y la fiesta de los difuntos (13 al 15/08).
Pisando incluso
las espigas caídas
se hace camino.
KYOSHI (1874-1959)
Cruza la ruta
con el canasto al hombro:
huele las setas.
SHUUOOSHI (1892-1981)
Lanzando voces
como de otro mundo
pasan los gansos.
RINKA (1904- 1982)
La poesía femenina en el haiku
A principios del siglo XVIII, en Japon, época marcada por un creciente nacionalismo, algunas mujeres, discípulas en general de Matsuo Bashô, irrumpieron en la escena literaria.
Para esta presentación hemos elegido algunos bellos haiku de distintas voces, no tan frecuentes como la de la muy apreciada poeta Chiyo Ni, para así tener un panorama más amplio de la literatura de mujeres niponas desde el siglo XVII al XX, entre las cuales no faltan las religiosas budistas.
Los temas abordados son diversos: el trabajo femenino, dentro o fuera del hogar, los niños, y la permanente exaltación de la naturaleza, a través del canto de las aves, de la nieve, la luna, las flores, la lluvia, la mariposa, el agua, las montañas, la neblina…
Es nuestro deseo que puedan disfrutarlos.
HAWAI CHIGETSU (1632-1718)
Para mi trabajo
en el fregadero,
el canto del uguisu.
DEN SUTE-JO (1633-1698)
Mañana nevada.
Por todas partes
huellas de zuecos.
SONO-JO o SHIBA SONOME (1664-1726)
El niño que cargo
en la espalda juega con mi cabello.
¡Qué calidez!
CHIYO-NI (1701-1775)
Roza
el hilo de la caña de pescar
la luna en verano.
MATSUMOTO KOYU-NI o KOKJU-NI (1713-1781)
Las flores caídas.
Ahora nuestras mentes
están en paz.
SEIFU-NI o ENOMOTO SEIFUJO (1732- 1814) Religiosa
Quietud.
Una mariposa fuera de la lluvia
vaga en mi alcoba.
TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826) Religiosa budista
Tomando el fresco
sobre el puente
la luna y yo quedamos solas.
OKU MICHIHIKO (1755-1818)
La luna y la nieve.
A través de la llovizna
la luz de la mañana.
IMAIZUMI SOGETSU-NI (¿? -1804)
Luego del baile,
el viento en los pinos,
el canto de los insectos.
AKIKO YANAKIWARA (1878-1942)
El bote se aleja
y forma un camino blanco,
mi dolor y su huella.
ABE MIRODIJO (1886-1980)
Por el cañaveral marchito,
oscurecida por las nubes
el agua duerme.
SUGITA HISAJO (1890-1946)
De pureza blanca
arquean sus pétalos
los crisantemos de luna.
HUYEMARUKO SHIZUKU (1898-1992)
Soledad.
Las nubes en el pico de la montaña
y el saltamontes salta en el valle.
HASHIMOTO TAKAKO (1899-1963)
Hortensia.
La carta de ayer
se volvió noticia vieja.
MITSUHASHI TAKAJO (1899-1972)
Adiós.
Más allá de la neblina
una niebla más profunda.
Lic. Susana Lamaison
30